Iñaki Williams pudo en el minuto 100 darle a Ghana una alegría y marcarle por ello de por vida a Diogo Costa. Pero el delantero se resbaló cuando le había quitado la cartera al portero, que se confió dejando suelto el balón para sacar en largo sin pecartarse que por detrás andaba el del Athletic. Portugal sumó con angustia inesperada su primera victoria en Qatar, inesperada por la superioridad que demostraron los de Santos hasta el primer gol de Cristiano y angustiosa por la locura del final, con cuatro goles en apenas 15 minutos.

El gol de Cristiano fue tan polémico como histórico, porque llegó por un penalti que no era y porque le convertía en el primer futbolista de la historia en marcar en cinco Mundiales. Joao Felix, Rafael Leao y el resbalón de Williams acabaron siendo decisivos para que Cristiano celebrara el récord con una sonrisa y no con lágrimas como cantó el himno de su país al comenzar su aventura en el que tiene pinta de ser su último Mundial.

Lo de Portugal fue un quiero y no puedo en la primera parte y lo de Ghana, un lamento para el espectador. Los de Otto Addo se sentían con el balón como un turista inglés con un vaso de agua en Benidorm, sin saber qué hacer, y en su poder les duraba menos que una cerveza al guiri en cuestión. La primera vez que dieron más de ocho pases seguidos fue a la media hora de partido y al descanso se llegó con un 62% de posesión a favor de Portugal y un 12% en disputa. Ni un disparo africano.

Fernando Santos aventuraba un encuentro con semejante guión y de ahí que apostara por rodear a Cristiano de jugones, entre ellos Joao Félix, protagonista de una de las varias acciones polémicas del encuentro. Al filo del descanso, Djiky le pegó una patada en su afán de despejar, si bien, el estadounidense Ismael Elfath empezó su recital interpretando que hubo falta del portugués. Hubo otra jugada que encendió a los portugueses, un gol anulado a Cristiano por un forcejeo también con Djiky de los que si es al revés no es penalti. Pero claro, visto el que sí pitó…

Portugal se fue a los vestuarios con cara de qué estamos haciendo, porque su aplastante dominio solo les había servido para generar dos ocasiones de peligro. Ambas, de Cristiano. Un mano a mano con el portero y otra de cabeza tras un salto de metro y medio con el que otros con 37 años se dejan media cadera.

El problema de Portugal era que se empeñaba en entrar por dentro y tocando siempre al pie, sin apenas explotar las bandas y sin profundidad de pase ni desmarques. Así que Ghana se sentía cómoda, con una línea de cinco atrás y el trivote de contención, y sus faltas desquiciantes a la mínima que veían que no llegaban al corte. Pero el que acabó desquiciando a los ghaneses fue Ismael Elfath y su colega Armando Villarreal, porque uno señaló un penalti a favor de Portugal por nada y el otro no le dijo ni mú desde el VAR. Lo que hizo Salisu no fue penalti sino ganarle la posición a Cristiano.

El histórico gol del ‘7′ agitó el partido. De no pasar casi nada en 65′ a ver cinco goles hasta el final Por eso el gol es la salsa del fútbol, porque a partir de uno llegó el frenesí. Quizás Ghana se acordó de que Arabia y Japón habían remontado tras recibir un penalti y se acercó a Diogo Costa como no lo había hecho con el 0-0. Partey avisó y Ayew firmó el primer gol de un equipo africano en Qatar. En Portugal se veían fantasmas hasta que apareciaron Bruno Fernandes, con dos asistencias, y Joao Felix para poner el resultado en el cajón de la lógica. Del rojiblanco fue el 2-1 y de una recuperación suya nació el 3-1 de Leao. Bukari, tras error garrafal de Cancelo, le metió emoción al descuento y en el último segundo… se resbaló Iñaki Williams.